martes, 9 de agosto de 2016

PLAYA, BRISA Y MAR: VACACIONES 2016





                                                                 


                                                                           Desde el Puerto de Acapulco. 8 am.


Hoy ha despertado el ultimo día de nuestras vacaciones de verano, mi hijo duerme y su cuerpo se ve bronceado, el sol ha pintado días de mar con un color caramelo. Mientras el ventilador con su aire rescata el contraste, incluso del calor mañanero, yo escribo este artículo para Ustedes.

Sentada frente a mi vieja Mac, todo tras de mi parece guardar una calma inusitada pero todo, esta ahora mismo en movimiento. Muchas veces mientras hemos estado en la piscina o alberca he visto parvadas de aves cruzar el cielo, esto siempre me ha dado un respiro de paz interno. En medio de las tormentas de las circunstancias, un paisaje pintado de palmeras, camastros, el azul del agua y del cielo, siempre serán un buen escenario de descanso.

He regresado al mar luego de muchos años no biológicos porque mi corazón ha contado mucho, mucho tiempo a este re-encuentro. He querido que la visión de inmensidad refresque mis pesares, parece ser que esta sensación de nostalgia no me abandonará. He sido impulsada a este viaje con la ilusión de ver el mar. Las cinco horas o menos de carretera que hemos recorrido con mi Co-Madre y su familia desde el Distrito Federal no han sido más que un camino recto y curvo sin contratiempos ni demoras hasta Punta Diamante (Acapulco Diamante, una de las tres zonas en las que esta dividida la Ciudad). En mi primer viaje a Acapulco, cuando cumplí 30 años no vine a esta zona, es elegante, bien planeada y mas o menos reciente. He querido regresar a la Costera (Acapulco tradicional), al Centro digamos y he tomado un bus, de repente se ha ido a la carretera y ha subido una montaña, he volteado atrás como si alguien me avisara y me he sentido en una película viendo con mi alma el mar tras mi espalda… desde lo alto!; creo tal vez, que esta ha sido la mejor vista de este viaje, el mar sabe hacerme sonreír y mientras el bus o camión avanza, he dejado lo que soy tras esa visión…No son muchas veces afortunados, quiénes pasan diariamente por allí para ir a su trabajo? Que poco normal y común para un citadino este paisaje: un área extensa pintada por el mar de un azul turquesa (muchos metros por debajo de nuestros ojos), rodeados por montañas, vegetación, aire corriendo, un sol intenso y todo un ecosistema que puede sentirse porque venimos del mar y volveremos a el…el Río y el Mar…recordé una metáfora de un poema hermoso que alguna vez inspiré.

He caminado un pasillo de asfalto que los hoteles y restaurantes dan lugar para que cualquier persona llegue hasta el mar y entonces desde lejos hemos visto el azul y la inmensidad. Vamos caminando con nuestros amigos hacia la playa, hacia nuestro origen. Regresar al mar o ir a el por primera vez es volver a casa de nuevo. Esta temporada he conocido el mar con bandera roja y negra, mi hijo se ha parado lejos de la orilla, no ha dicho palabra y se ha quedado asombrado del poder del mar (un reflejo de nuestro poder interno) y no ha querido acercarse a la orilla…unos cuantos metros puede verse como en picada se hunde la arena y como al regreso de las olas van ascendiendo en metros hasta romper cerca de la orilla. Nos hemos sentado a comer una Mojarra al mojo de ajo en el mismísimo paraíso. Hemos estado allí como dos horas tan sólo viendo el mar, las olas, el cielo, escuchando todos los mensajes que el mar nos quiera regalar en este viaje. Ha sido difícil no comprar 250 cosas pues pasan muchos vendedores ofreciendo cosas como llaveros, tatuajes, trenzas, almejas, pulseras, collares, vestidos de baño, baldes con palas, portallaveros decorados con arena y conchas, figurillas de animales del mar, velas decoradas que dicen Acapulco…no he terminado!, la lista es larga…esferos o plumas decoradas con motivos del mar, dulces de tamarindo con azúcar, con sal, con chile, gafas para el sol, bolsas de mujer, salvavidas,etc. Pero por supuesto que he comprado cosas, objetos y todo eso y muchas otras veces hemos dicho: No, gracias! durante todo el tiempo que hemos estado allí. Don Antonio nos ha traído esa mojarra gigante que es la cosa más rica que me he comido en este viaje y le ha dicho a mi hijo que iran a pescar, me ha llamado Adrianita como mis amigos de Colombia y nos ha hecho el momento de lo mas agradable. He querido llevar un recuerdo a mis amigos y el artesano se ha sentado en la arena a trabajar…me parece increíble como puede hacer eso y dice que su padre le enseñó esto desde niño. He visto ese color de piel del Acapulqueño conseguido por muchos días de sol recibido y esa amabilidad de quien va por la vida haciendo el camino al andar. Este artesano me ha hablado de su vida, de la mujer que ama, de su hijo y se ha despedido diciéndome que los problemas son parte de la vida y que podemos hacernos mejor a través de ellos…eso es lo que le he entendido pues lo que he visto es un hombre viviendo en un lugar paradisiaco, haciendo lo que le gusta, sintiéndose libre, viviendo una vida real que también ha sido difícil, diciendo que su trabajo le da para vivir y tal vez eso sea todo lo que necesita para ser feliz.

El día anterior en Playa Diamante, me he acercado con precaucion a este imponente mar -con la advertencia de todos por las condiciones del momento -  y he observado a través de los ojos y en un camino directo, sin nombre ni razonamientos, el pasar de cada ola que va y viene, que como un prisma me revela la esencia de la vida como un secreto de sabiduría que viene a descansar mis pendientes. Por todos los minutos de esta visión, en la concentración última, he mirado el color de la arena cuando la ola la ha dejado (ella no ha llorado por esto, siente que regresará…sabe que regresará), el cruce de las olas como algo que construyen las mismas aguas; he estado viendo hacia el mar y he estado viendo desde la playa y ambos escenarios me han dado una visión mas completa, me ha enseñado como nos ve el mar y como nosotros lo vemos a el. El viene a nosotros y nosotros vamos hacia el. Nuevemente he hundido la mano en la arena humeda, he sentido el agua salada en mi lengua, he visto ese caminito de huellas que ha dejado mi hijo con sus pequeños pies, he esperado la ola para jugar con el a surfear (otro sueño por cumplir), hemos corrido de la mano por  la orilla del mar como si un caiman nos persiguiera, gritando y riendo, he vivido, me he entregado…he sido feliz, muy feliz!.

La noche previa a nuestra partida hemos tomado un recorrido turístico, hemos subido al segundo piso del bus, nos hemos sentado en la primera fila y hemos concentrado en un solo viaje de ida y vuelta, algunos puntos  llamativos de la bahía: la costera, el centro, el zócalo, caleta, el tren de cruceros, los hoteles famosos, las discotecas, la Quebrada, etc. Me ha encantado La Quebrada!. Solo he estado unos minutos pero ese Acantilado, su mirador, me han inspirado a volver con mas calma. No he visto los clavadistas. Ha llovido varias veces durante esas horas pero el agua es tibia, es una sensación agradable en el cuerpo, tenia la intención de mojarme pero la cordura ganó esa decisión. Recorrer Acapulco “lugar de cañas grandes” es muy lindo, a pesar de que es un lugar muy comercial, lleno de restaurantes y comercios, uno puede clarísimo impregnarse de luz, de sol, de energía, de mar! Acapulco es mar, Acapulco se abre a uno, se deja ver. Es un ejercicio de relajacion y de contacto espiritual estar allí y ver el amanecer.

Lo cierto es que al final hemos estado fuera de la casa que nos ha visto vivir por los últimos años y hemos dejado en ella nuestra rutina, todo aquí es diferente y nuevo pero hay un lazo que nos une a nuestra historia pero que hoy nos permite tomar un descanso, hacer un paréntesis, nos permite pensar bajo otro escenario, encontrarnos el uno a otro en diferentes circunstancias y renovar nuestra energía.

Este Verano 2016 completamente cálido nos ha llevado al mar y nos ha devuelto a la ciudad, en ese respiro hemos encontrado el ánimo para regresar a la transformación de lo cotidiano, no hay más tiempo, ya hemos esperado mucho para seguir siendo felices. La vida es ahora…eso fue lo que me dijo el mar.

                     Cómo fue para Ustedes este Verano?,  Estas Vacaciones?
        
             Fueron al mar?,  Les habló??


Un agradecimiento profundo a estos ojos color avellana,
 que me han permitido ver el mar! VER EL MAR! Que grande!
 Por todos los secretos que el mar ha susurrado a mis ojos, a mi ser,
por esa conexión con mi esencia durante las ocasiones en que
hemos vuelto a estar juntos y en un respiro profundo y espiritual
 hemos sido uno solo.

3 comentarios:

  1. Soy de las personas que piensan que la literatura es reflejo intenso de las vivencias personales que cada uno tenemos, muestra de ello es la frase en la que escribes en la inmensidad de mar en relación a tus pesares...

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  2. mi hermosa Adry..
    Para mi y mi familia fue un placer compartir la carretera, la charla, el amanecer, y en especial fue un gusto enseñarte un platillo tipico de mi región, de mi Guerrero, de mi origen, de mi gente, tal vez en este momento Guerrero no sea lo que fue, pero sabes tengo confianza de que esta situacion sea pasajera.
    Este verano ha sido un verano diferente un verano mas o menos como el de mi niñez cerca del mar de su olor de mi gente, este verano no fue citadino ni para mi ni para mi familia ... TQ y ojala se repitar estas aventuras

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  3. Hola Adri, creo que en esta ocasion intentare escribir de una forma no tan trascendental como normalmente lo hago.
    Me parece super la experiencia que tuviste, genial que hayas podido conocer estos lugares tan maravillosos, cada vez se me antoja mas conocer Mexico, hace poco conoci un mexicano chef que tiene un negocio de comida mexicana cerca de mi apto, casi no salgo de alla los burritos, las gorditas, en fin toda la comida es deliciosa, pero retomando el tema siempre he querido ir a acapulco, desde que vi que el chavo del ocho tomo sus unicas vacaciones alla y veia sus playas en la tv me parecio un lugar maravilloso.
    Hace muchos años no me tomo unas vacaciones de playa y mar, las ultimas fueron hace como unos 12 años en Santa Marta (Colombia) y un poco mas lejos estuve en San Andres no lo he podido volver a hacer por temas de tiempo, de dinero en fin siempre sucede algo, pero me alegra que una persona como tu pueda estar disfrutando de todo esto.

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